Matcha es un polvo especial de té verde: delicado, rico en antioxidantes y energía natural. Pero para conservar su color intenso, sabor y propiedades saludables, hay que cuidarla adecuadamente.

Aquí están las reglas más importantes para almacenar matcha:

1. Guarda la matcha en un envase hermético

Después de abrirla, la matcha comienza a oxidarse, lo que puede causar pérdida de color, sabor y valor nutricional. Guárdala en su lata original con cierre o en un frasco de vidrio oscuro. Antes de cerrar, intenta eliminar el exceso de aire.

2. Evita el calor y la luz solar

La matcha no tolera las altas temperaturas ni la luz solar directa. Manténla alejada del horno, radiadores y ventanas. Lo mejor es guardarla en un armario fresco y oscuro.

3. ¿Se puede guardar la matcha en el refrigerador?

Sí, pero solo si está bien protegida. La matcha absorbe fácilmente la humedad y los olores del entorno. Si quieres guardarla en el refrigerador, usa un recipiente hermético y deja que alcance la temperatura ambiente antes de abrirla; de lo contrario, puede condensarse vapor dentro del envase.

4. Usa una cucharita seca y evita el vapor

Nunca tomes matcha con una cucharita húmeda ni la abras sobre agua hirviendo. Incluso una gota de humedad puede arruinar la estructura del polvo y afectar su calidad.

5. Consúmela en 1–2 meses después de abrirla

Aunque la matcha sin abrir puede durar hasta un año, después de abrirla es mejor consumirla en 30–60 días, cuando tiene más aroma, color y propiedades.

6. ¿Cómo reconocer una matcha fresca?

La matcha fresca debe ser:

• intensamente verde,

• ligeramente aromática,

• ligeramente dulce y sin amargor.

Si empieza a oler a "papel", se vuelve opaca o muy amarga, probablemente haya perdido frescura.

🌿 Resumen

Cuidar bien la matcha hace que cada taza conserve su potencia, sabor y calidad. No es solo un té, es un ritual que merece atención.

Por eso recuerda: guárdala herméticamente, lejos de la luz y la humedad, y tu matcha te recompensará con sabor y energía en cada porción.